El domingo pasado, según volvía de casa de Alfredo en el metro entró un grupo de chicos, se sentaron en los asientos de enfrente y los de mi fila, excepto el que estaba a mi lado.
Un chico se quedó de pie con tal de no sentarse a mi lado. Estaba muy enfadado y dijo a sus “amigos” que tenían que echar a suertes quien se sentaba al lado de la “guachupi”.
No me podía creer lo que estaba oyendo; en cuanto el tren paró, me levanté y me bajé del vagón, ¡no quería oír nada más!
Cuando se cerraron las puertas, el chico que no quería sentarse, me miró y se rió, no tuve valor para mirarle a la cara y miré al suelo.
Creo que no iba a hacerme nada, pero… ¡Dios mío, qué miedo pasé!
¿Nunca te has sentido intimidado por grupo?
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