miércoles, 27 de octubre de 2010

Me llamo Malgalí y soy un problema...



Al salir de casa de los Martínez, me esperaban los hijos del vecino de enfrente, un señor mayor, gruñón y gritón. Los Martínez les habían hablado muy bien de mí, ya que necesitaban a alguien que pasara las noches de los fines de semana con él. Su padre estaba muy mayor pero no quería irse a vivir a una residencia ni con ninguno de sus hijos.

Acepté.

En vez de salir por la noche, ganaría más dinero que me ayudaría a dar el paso de abandonar la casa de mi tía.

Al  entrar en la casa del anciano olía a cerrado y había muy poca luz. El hombre estaba sentado en el sofá, su hijo me presentó pero el hizo como si no me viese.
Su hijo me enseñó la casa pero no pude evitar oír como el anciano le decía a su nieta que yo no le iba a ayudar en nada, que lo que iba a hacer era robarle, que todos los sudamericanos éramos iguales.

Pero… ¿por qué decía eso?, ni siquiera me conocía, ¿qué le he hecho?

1 comentario:

  1. Sinceramente, los españoles, algunos, son muy cerrados, y se agarran o nos agarramos a los prejuicios.
    lamento que hayas vivido esa incómoda situación , pero te aviso que no será la última, porque existen aún muchos trogloditas que no perciben que ya no estamos en el siglo XV y que vosotros ya no sois los esclavos por los que antes (erróneamente ) se os tomó.
    Tu lucha y continúa por muchos comentarios que puedan hacer.

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